Identidades en el Mundo Ibérico - Identidades no Mundo Ibérico

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03. IDENTIDADES EN EL MUNDO IBÉRICO

Una cuestión fundamental en la construcción de un Espacio Global Ibérico, aún sin resolver, es la siguiente: ¿QUÉ SOMOS?, o mejor, ¿QUIÉNES SOMOS? ¡Nos han quitado hasta el nombre!

Y es que, tras el proceso de desintegración político-territorial que comienza en 1640 y pasa por los siglos XIX y XX, no acertamos a encontrar un TÉRMINO DE CONSENSO que nos defina. Estamos luchando por encontrar nuestra "casilla cero".

Este problema no se da en las potencias existentes: los chinos se saben “chinos”, los estadounidenses se saben “Americans” (sea o no cierto). Disfrutan de un término de identidad: existen, pueden moverse. ¿Qué pasa con nosotros? 

La IDENTIDAD HISTÓRICA era multinivel y compleja: las gentes se sabían “de un lugar” (de un pueblo, de una comunidad natural, de una familia), se sabían “de un Rey”, y se sabían “de un Dios” (eran CRISTIANOS). 

La IDENTIDAD MODERNA es reduccionista y principalmente nacional, aunque se hereden ciertos regionalismos y la tendencia al universalismo. Pero si preguntamos, encontraremos que las mayorías se reconocen como “españoles”, “brasileños”, “mexicanos” o “cubanos”.

Y es que a la hora de la verdad, como se ve en todas las crisis, la nacional sigue siendo la única identidad funcional: los que hablan en nombre de la "Humanidad" siempre actúan en beneficio de una parte. Seamos honestos.

Las deficiencias de las identidades nacionales no significa que haya que destruirlas: al revés, debemos apoyarnos en ellas, por ser las más firmes “IDENTIDADES DE CONSENSO”, y por mal construidas que estén. Hay que defender la españolidad, la mexicanidad o la peruanidad.

Ahora bien, desde nuestra perspectiva, ¿es posible construir sobre ellas una identidad internacional superior (que realice, si es posible una lectura de la unidad conseguida en otras épocas)? En el mapa se ofrecen diferentes términos de identidad:

1. HISPANOS, o gentes de habla y cultura hispana: en realidad, el término es ya una primera claudicación y retrotracción al latín, al sustituir al histórico y romance ESPAÑOLES, hoy reservado a aquellos de la nación peninsular, pero que se refería en tiempos a Península e Indias;

2. IBÉRICOS, o gentes de habla y cultura hispana y lusa: es una segunda claudicación, en este caso por el rechazo del mundo LUSO o LUSITANO del término HISPANO/ESPAÑOL, que los incluía de forma natural antes del triunfo del relato secesionista, pues Lusitania era Hispania;

3. LATINOS, o gentes de habla latina (que incluiría al español, el portugués, el francés, el italiano o el rumano): es una conocida sustitución identitaria promovida por el pensamiento francés para hacerse partícipes y líderes del espacio cultural latino.

Hoy sabemos que es imposible: LATINO se ha acabado entendiendo como lo que era, un equivalente de HISPANO. Así que podemos darle la vuelta y aprovecharnos de este error de concepto: si (los no hispanos) son “latinos”, entonces están llamados a hispanizarse, a ser “hispanos”;

4. –AMERICANOS: iberoamericanos, hispanoamericanos, latinoamericanos…: apelan a la regionalidad continental; puede llegar a ser una tercera claudicación por subrayar la diferencia con respecto a la matriz peninsular, especialmente si se cae en el americanismo excluyente;

Lo mismo puede decirse de otros términos que insisten demasiado en la continentalidad (que es más una anécdota geográfica) y no en la raíz de identidad real e histórica, como AFRICANOS, ASIÁTICOS y EUROPEOS;

5. MEDITERRÁNEOS, SUREÑOS, CARIBEÑOS, ANDINOS, DEL PACÍFICO…: no se muestran, pero existen estas identidades alternativas cuya raíz es la geografía física. Todas ellas intentan lo mismo: circunvalar o posponer la solución al “problema de identidad” del Espacio Global Ibérico.

La diplomacia se mueve entre unos términos y otros (Comunidad “Iberoamericana”; Comunidad de Estados de “Latinoamérica” y el Caribe, Mercado Común “del Sur”, Alianza “del Pacífico”); el conjunto exhibe un caótico burbujeo de identidades.

Desde la generación de ideas, seguimos en el PROCESO DE CONSTRUCCIÓN de términos (como “iberófonos”, “panibéricos”...). Dudamos que esté próximo a acabarse, por el reto que supone la divulgación y aceptación de estos términos, los conflictos de intereses y las fallas de consenso.

Una SOLUCIÓN DE COMPROMISO es promover el uso de IDENTIDADES NACIONALES TRANSITIVAS, es decir, apoyar siempre la utilización de los mayoritarios “soy español”, “soy brasileño”, “soy mexicano”, siempre y cuando no se quede ahí:

Sea: “soy español/brasileño/mexicano…, y por eso mismo amo a los pueblos vecinos y a los pueblos del Mundo”. La identidad nacional intransitiva, como el chilenismo que odia al Perú, o viceversa, o el mexicanismo o el españolismo autistas, es la postura contraria y errónea.
 
 

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